25.05.2014
Todo a una hazaña
El Algeciras está obligado a vencer hoy al filial del Valencia por dos goles de diferencia para no irse a Tercera Mestalla juega en contra de una plantilla que dice creer en la remontada
El tren de la permanencia para el Algeciras Club de Fútbol pasa por última vez hoy (19:00) por Valencia. O lo toma o lo deja. Ya no hay más oportunidades. Dejarlo escapar es volver a pie al camino tortuoso de la Tercera división y pagar un peaje muy caro. Remontar el 2-3 de la ida de esta fase de permanencia es hacer historia en la parada de Mestalla. Tan radicalmente distinto, tanto en juego que apenas hay tiempo para recrearse en una desgraciada serie de acontecimientos y despropósitos que han llevado al equipo del Nuevo Mirador al borde del descenso de categoría una temporada después de ascender. Si algo ha demostrado el conjunto algecirista esta temporada es que nunca tira la toalla y que es capaz de cualquier cosa.
El Algeciras se juega toda una temporada y su futuro más reciente, prácticamente una vida en juego en noventa minutos. Los hombres que dirige Manolo Sanlúcar necesitan vencer al filial del poderoso Valencia, al menos, por dos goles de diferencia para que la próxima campaña la ciudad de Algeciras pueda continuar disfrutando de una categoría que ha costado recuperar "lo que no está en los escritos".
A estas alturas, la plantilla es la única que puede deshacer el entuerto y reducir en la capital del Turia, sitio protagonista de un capítulo imprescindible de la centenaria historia algecirista, que logró allí su primer ascenso a Segunda A hace medio siglo y un año. Una plantilla que tendrá todo en contra en Mestalla. La afición albirroja ha hecho todo lo que ha estado en su mano, lo que se le ha pedido y espera en Algeciras, tras los transistores y los móviles, a que sus jugadores le brinden lo que se merecen.
De hecho, son los jugadores y los técnicos lo que más creen en poder sacar el reto adelante, más que una hinchada que acabó desolada el pasado domingo y que no ha terminado de levantarse. Dolió mucho esa derrota con tintes dramáticos. Para conseguirlo, es fundamental creer. Eso que el cholismo resume con "si crees y se trabaja, se puede".
Con esa mentalidad, la expedición albirroja -todos menos Ryan y Pedro, lesionados- partió de La Menacha, a las 8:00 horas, dirección al levante de la Península, diez horas de autobús. Llegó y se ejercitó por última vez antes del partido definitivo en la Ciudad Deportiva de Paterna. Sobre todo para estirar las piernas tras la paliza en carretera, realizar las últimas carreras y refrescar los conceptos antes de irse a descansar.
La idea está clara: salir a por el Valencia Mestalla con todo. Manolo Sanlúcar quiere al Algeciras que se vio en el Nuevo Mirador "en el primer cuarto de hora de partido", el que se adelantó y creó muchos problemas a su rival antes de que éste le empatara el partido y todo se trastocara.
Con eso, parece que el técnico de Bornos, que ha centrado muchas críticas durante la semana aunque ha sido respaldado por la directiva incluso de cara a la próxima temporada, no va a cambiar demasiado el equipo. Obligatoriamente tendrá que modificar su centro del campo. Parada se ganó a pulso la expulsión y no está disponible. Berlanga será su sustituto en esa parcela.
El encuentro de la ida acabó con una larga lista de tocados, entre ellos, Martins, que terminó con el labio partido, Iván, con un hueso de la mano roto y Víctor y Alfaro con molestias. Todos ellos estarán disponibles para un encuentro que todos quieren jugar.
Nadie quiere luchar por la proeza de salvarse en Mestalla. En el estadio del Valencia, donde caben 55.000 personas, espear un ambiente hostil. En el último partido de Liga se dieron cita hasta 10.000 espectadores pero hoy serán más. El club valenciano ha regalado entradas a los abonados, en las horas previas hay una concentración de penyas valencianistas en los alrededores y el entorno se ha encargado de calentar el ambiente con armas moralmente dudosas, acusando a los jugadores y a la afición de racistas y de preparar una encerrona en el Mirador. Ninguna de las dos cosas se pueden demostrar.
El escenario, el ambiente, el rival, el resultado contrario, el cansancio, el miedo a descender... todo puede hacer del día de hoy, un día grande en el algecirismo en el, ahora sí, partido definitivo.
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