Estas semanas está muy de moda hablar de las canteras. Bien de la del Barcelona que, con filiales, logró doblegar con solvencia al Bate Borisov en Liga de Campeones; o de la cantera madridista de la que sobresale Jesé, promesa merengue que debutó contra la Ponferradina. El caso es que yo también quiero hablar de filiales esta semana y, en Valencia, tenemos una cantera tan buena como mal gestionada.
Paco Alcácer, Bernat, Salva Ruiz, Pardo, Montoro… son muchos los canteranos del Valencia CF que, por una razón u otra, son conocidos para el público amante del fútbol. Bien porque han hecho algún periplo por la geografía española como Montoro, o porque son el futuro de La Roja como Paco Alcácer. Pero lo cierto es que la cantera del Valencia es, posiblemente, una de las peores gestionadas de España.
Cada año el club comete el error de apostar por un modelo que no termina de cuajar y que acaba con el entrenador del filial destituido cada dos navidades. Pasó con Óscar Fernández hace cuatro años y pasa ahora con Vicente Mir. ¿El objetivo de un filial es nutrir de jugadores al primer equipo o es competir? ¿O quizás son las dos cosas? Es la pregunta que se hacen los valencianistas cada vez que ve jugar al VCF-Mestalla.
Este fin de semana vuelve a Mestalla Isco, un buen futbolista que pasó de héroe a villano en dos días. En Valencia se habla más de la vuelta de Isco que de la de Joaquín. Nunca llegaremos a saber si fue culpa del ego del malagueño o de las pocas oportunidades que le ofreció el club, pero lo cierto es que Isco se fue porque quería jugar en la Liga BBVA.
¿La culpa es de Unai o del club? No lo sé. Sólo sé que Unai no se atreve a poner canteranos –la prueba la tenemos contra el Cádiz– y que el club no tiene claro si seguir el modelo del Barça, del Villarreal o del Parreta –equipo valenciano de Regional Preferente–. Vale, es cierto que Bernat jugó la primera parte del primer partido de Liga BBVA; y después lo mató –en sentido figurado–. El futbolista está defenestrado, abnegado y triste en un filial que camina sin rumbo –y con nuevo entrenador– con el objetivo de salvarse del descenso a Tercera División.
Los aficionados están cansados de casos como el de Aarón Ñíguez, Míchel Herrero, Ximo Navarro o Isco. Promesas que emigraron por necesidad ante un modelo confuso de cantera y carrera deportiva. Vale que el aficionado valencianista quiere estrellas, pero también quiere jugadores de la cantera, jóvenes y con hambre. “¿Si el Levante o el Villarreal se atreven a ponerlos por qué nosotros no?” Se preguntan.
El Valencia no tiene nada que envidiarle a La Masía o a La Fábrica en cuanto a futbolistas se refiere. Otra cosa es el modelo de gestión de la cantera. Y pensarán, ¿por qué me suelta todo este rollo a estas alturas? Muy sencillo. El otro día un amigo me preguntó algo tan sencillo como demoledor: ¿El Valencia tiene cantera?.
Escrito por: Dani Meroño,
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