Jaume perdió la primera tanda de penaltis de su vida pero no tenía motivos para sentirse perdedor
A. ALBEROLA @ANDREU_ALBEROLA
Con Jaume Doménech, el resto de porteros no pueden bajar la guardia. Ese es el mensaje que trasladaba en los últimos meses el preparador de porteros, José Manuel Otxotorena, para abonar la presencia del guardameta en cada entrenamiento del primer equipo. Y es que el de Almenara lleva al límite con la locura cada sesión de entrenamiento y cada partido. Hiperactivo y de mentalidad implacable, desde niño ha cultivado una personalidad de líder. Llegó el pasado verano al Mestalla y terminó la temporada siendo el capitán del equipo. Es un habitual de las convocatorias del primer equipo y en Perú, a fuerza de años de determinación y de lucha constante, el destino le había reservada su primera gran noche con el Valencia.
No había perdido una tanda de penaltis en su vida hasta que visitó el Estadio Nacional de Lima. La madrugada del sábado lo hizo por primera vez, pero no tenía motivos para sentirse perdedor. Saltó al césped convencido de sí mismo, apretando los dientes como el que tiene una cuenta pendiente. La oportunidad bien lo valía. Lesionado Diego Alves, Nuno Espírito Santo se volvió al banquillo y depositó en él su confianza antes que en Guaita. Una inyección de moral para el guardameta, al que le ardían en el pecho las ganas de convencer y respondió a las expectativas sin ningún tipo de presión a pesar de ir por debajo en el marcador. Demostró solvencia, mantuvo sellada la portería y dio suficientes garantías al técnico para volver a confiar en él. Cumplió por alto, con el balón en los pies, en las salidas y bajo los palos durante los 70 minutos de que disputó. En la tanda de penaltis se destapó y sacó su vertiente más decisiva.Jaume paró cuatro penaltis y marcó un gol en una tanda interminable que llegó a los once lanzamientos por cada equipo.
Sin embargo, el árbitro mandó repetir dos de los penaltis que detuvo. Todavía no se lo explica. El motivo: se había adelantado antes del lanzamiento. Siempre que se dispone a parar un penalti, da un pequeño saltito hacia adelante, es su estilo. Apenas unos centímetros que no influyen en el resultado. Y es que Jaume se ha consagrado como un auténtico para-penaltis. La pasada temporada le lanzaron cinco y únicamente encajó uno. El de Almenara no concibe mecánica más efectiva que la pura intuición. El primer paso es lograr concentrarse.
¡Le habían robado!
Al finalizar la tanda de penaltis, el futbolista se quedó indignado por las decisiones arbitrales en su contra. Sus compañeros lo calmaron, le felicitaron por su actuación y reconocieron que le habían fastidiado la tanda. Jaume había puesto todo su empeño en que fuera una noche para enmarcar, sin ningún tipo de asterisco a pie de página. Fue un partido con especial dedicatoria. Había saltado al campo con el ‘26’ y su apellido en la espalda, señalando al cielo. Y es que este viernes falleció su abuelo, también Jaume Doménech, y no ha podido ir a despedirlo con los suyos. En Lima le acompañó durante todo el partido y Jaume volvió confirmó las buenas sensaciones que está generando en la pretemporada.
Al finalizar la tanda de penaltis, el futbolista se quedó indignado por las decisiones arbitrales en su contra. Sus compañeros lo calmaron, le felicitaron por su actuación y reconocieron que le habían fastidiado la tanda. Jaume había puesto todo su empeño en que fuera una noche para enmarcar, sin ningún tipo de asterisco a pie de página. Fue un partido con especial dedicatoria. Había saltado al campo con el ‘26’ y su apellido en la espalda, señalando al cielo. Y es que este viernes falleció su abuelo, también Jaume Doménech, y no ha podido ir a despedirlo con los suyos. En Lima le acompañó durante todo el partido y Jaume volvió confirmó las buenas sensaciones que está generando en la pretemporada.
No le dejaban ser portero
Jaume entró a los ocho años en la escuela del Villarreal y siempre ha entendido el fútbol desde la portería. Sin embargo, cuando era un retaco sus padres no le dejaban jugar de portero, como contó en una entrevista previa en SUPER. Por ese motivo, un día llegó a casa con las palmas de las manos ensangrentadas y cogió unos guantes de ciclista de su padre. Escucha con atención los consejos de su paisano el exvalencianista José Vicente Forment, que remató de córner la Liga del 1970/71, y le debe casi todo en el fútbol a su madre, María José, que lo llevaba y lo traía de entrenar y ha aguantado todos sus enfados. Cuando dejó el Villarreal se marchó a jugar a El Palo, donde siendo titular encadenó 17 partidos sin perder. Nico Estévez lo trajo de Huracán al Mestalla y ahora aprieta para hacerse un hueco. Jaume está listo para dar el salto.
Jaume entró a los ocho años en la escuela del Villarreal y siempre ha entendido el fútbol desde la portería. Sin embargo, cuando era un retaco sus padres no le dejaban jugar de portero, como contó en una entrevista previa en SUPER. Por ese motivo, un día llegó a casa con las palmas de las manos ensangrentadas y cogió unos guantes de ciclista de su padre. Escucha con atención los consejos de su paisano el exvalencianista José Vicente Forment, que remató de córner la Liga del 1970/71, y le debe casi todo en el fútbol a su madre, María José, que lo llevaba y lo traía de entrenar y ha aguantado todos sus enfados. Cuando dejó el Villarreal se marchó a jugar a El Palo, donde siendo titular encadenó 17 partidos sin perder. Nico Estévez lo trajo de Huracán al Mestalla y ahora aprieta para hacerse un hueco. Jaume está listo para dar el salto.
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