Tenía 85 años y el Valencia, donde estuvo 15 temporadas y anotó el gol 1.000, lo fichó siendo un niño por 5 de las antiguas pesetas al día
El Valencia rendirá mañana ante el Espanyol en Copa un homenaje por el fallecimiento de Antonio Fuertes Pascual, nacido en Benimàmet (3-11-1929), donde hay una calle con su nombre. Permaneció durante 15 temporadas en la entidad blanquinegra, siendo autor del gol 1.000 de la historia del club.
Fuertes, que jugó prácticamente en todas las posiciones de la delantera cuando el fútbol de los 50 ofrecía un decidido marcado ofensivo, fue el principal protagonista de la final de la Copa de 1954, en la que el Valencia ganó al Barcelona por 3-0, con dos goles suyos siendo el tercero obra de Badenes a pase de Fuertes. Sobre todo se desenvolvía por la derecha. «Los partidos los ganan y los pierden todos, aunque ése me salió todo bien», explicaba.
Lo curioso de Fuertes fue la forma en la que se estrenó como valencianista. Y también la edad que tenía cuando llegó ese momento. Él jugaba en tres equipos: en la Peña Alegre de Burjassot, y en los dos de Astilleros -donde estudiaba y trabajaba-, tanto en el de oficinas como en el de talleres. Había semanas que le tocaba jugar tres partidos. Rino, ojeador valencianista, le vio en un encuentro y recomendó su fichaje a Luis Colina, secretario técnico por entonces del Valencia. Un día fueron a hablar con él y se lo llevaron con 15 años a un partido de prueba al torneo que el Valencia iba a disputar en La Línea contra el Sevilla. Allí, Fuertes iba a encontrarse con gente de la talla de Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón, Iturraspe, Lecue, Epi, Amadeo, Asensi, Mundo y Gorostiza. La delantera eléctrica nada más y nada menos.
El mismo día del encuentro, se puso enfermo Amadeo y el entrenador, sin haber todavía firmado el chaval ningún tipo de compromiso con el Valencia -algo inimaginable hoy en día- lo puso a jugar. Aún le pasarían más cosas. En uno de los lances le hicieron penalti. Lo iba a chutar Mundo pero éste le preguntó si estaba dispuesto a tirarlo. Fuertes se decidió a lanzarlo con tan mala fortuna que el balón fue directo a las manos del guardameta. «Mundo, Asensi, todos me animaron diciéndome que no pasaba nada», recordaba hace algunos años en una entrevista a LAS PROVINCIAS.
En el regreso de aquel amistoso, Fuertes firmaría por el Mestalla por lo mismo que cobraba en Astilleros: cinco de las antiguas pesetas al día. Su primer ficha con el Valencia fue de 5.000 pesetas (30 euros) y la última de 150.000 pesetas (900 euros). En el filial pasó seis años y luego subió al primer equipo. A la segunda temporada y como Quincoces no le daba minutos, el propio Fuertes pidió permiso para volver al Mestalla y demostrar así sus condiciones. Su juego fue bueno y media docena de partidos después le propusieron volver al primer equipo pero él se negó para quedarse en aquel Mestalla que acabó la Liga en posición de ascenso. Colaboró, aplazando la ficha que percibía, en la construcción de la tribuna de Mestalla. Fue, además, una vez internacional. «Eso representa lo máximo que un valenciano puede conseguir», decía orgulloso.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/201501/06/heroe-debuto-anos-20150106000201-v.html
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