Cedric, el 'diamante negro' del Valencia
Djukic le dio la oportunidad de entrenarse con el primer equipo
DAVID BLAY.
¿Cómo reaccionaría un chico blanco, europeo, si con 15 años se encontrara sin visado ni gente conocida en Mali? Nunca nos hemos planteado la situación al revés, pero del otro lado ocurre constantemente. Jóvenes africanos cuyo sueño es jugar al fútbol y huir de la pobreza de su continente que se fían de cualquier caucásico que les enseña un carnet de agente FIFA (probablemente falso) y les cobra por adelantado un dinero para llevarlos a probar a clubes españoles.
En la mayoría de los casos, efectivamente, acaban realizando esa prueba. No por las gestiones del intermediario, todo sea dicho, sino porque los equipos no pueden dejar de ver si entre todo el ‘cargamento’ que les llega hay alguna perla que vale la pena. Al fin y al cabo, si lo descubren el tanto final será para ellos,
Cedric Mandjeck tenía 15 años cuando llegó de Camerún para probar en el Valencia. Se trata de un mediapunta no muy alto pero extremadamente habilidoso y con muy buenas hechuras físicas. Y el club de Mestalla decide ficharlo.
Sin embargo, en el camino se cruza el endurecimiento de una ley provocada por la indignación del Parlamento Europeo, que prohíbe a menores de edad jugar en clubes profesionales ante la avalancha de africanos llegados en condiciones dudosas, lo que imposibilita el acuerdo. Y el agente que lo trae a España decide no realizar más gestiones y lo manda de nuevo a su país. De haberle salido bien la jugada, se hubiera forrado al haber hecho firmar al jugador y su familia un contrato donde se quedaba el 80 por cien del dinero que generara en su carrera deportiva.
Pero Cedric toma una decisión, apoyada quizá en la madurez impropia de un niño con una infancia muy distinta de la que vivieron los que podrían haber sido sus futuros compañeros. Y, con la ayuda de sus familiares, reúne el dinero suficiente para volver, solo, a Europa. Le quedan días de turista en el visado y sabe que si algún club ve en él lo que vio el Valencia tendrá una oportunidad.
Aterriza en París y el agente del entonces futbolista del Betis Emaná decide llamar a un joven representante en cuya cartera figuran algunas de las mejores promesas del fútbol español. Que están con él por su trato cercano y familiar, algo que será determinante en el futuro del camerunés.
Javier Cordón recoge el guante y hace las gestiones pertinentes para que coja un tren desde París a Madrid y exhiba sus cualidades en el Atlético, con la intención de que lo fichen para cederlo a un club no profesional hasta que cumpla la mayoría de edad. Allí lo ve José María Amorrortu, pero es febrero y no podrían cederlo hasta verano, así que de nuevo se queda sin fichaje. Y los días de visado se acaban…
Tutor legal...o extradición
En un último intento, Cordón lo lleva al Levante Unión Deportiva, pero la historia se repite por tercera vez. A pesar de lo cual aparece un rayo de esperanza: el club, uno de los pocos de la LFP que usa su Fundación para promover acciones sociales, consigue que pueda quedarse con una familia de acogida hasta junio. Antonio y Esmeralda lo recibirán en su casa de Quart de Poblet, pero antes hay que solventar el tema legal. O consigue un visado o será expulsado.
Se habla, y se seguirá haciendo, mucho del mundo de los agentes. Pero como en cualquier colectivo no se debe generalizar. En aquel momento, encariñado con él al tiempo que conocedor de su potencial futbolístico, Javier decide convertirse en tutor legal de Cedric. Una decisión que puede salirle bien a cinco años vista (¡cinco años!) si explota como futbolista, pero que también conlleva el riesgo de cargar con la tutela económica y familiar de una persona a la que apenas conoce.
Pese a ello, todavía dará un paso más para su normalización vital. En verano el Torre Levante (club no profesional muy vinculado históricamente a los azulgrana) apuesta por él y en su primer año como juvenil realiza una temporada soberbia. No durará mucho más allí, puesto que en enero de 2010 el Valencia, que había seguido toda su trayectoria, se vuelve a interesar por él. Tenía 18 años. Podía entonces ser inscrito por un club profesional
Nunca una piedra es la última
Poca gente lo sabe, pero para que Jordi Alba desembocara en la cantera blanquinegra sus agentes tuvieron que pagar de su bolsillo al Cornellà una cantidad en compensación por obtener la carta de libertad. Porque en Mestalla querían al futbolista, pero no transigían en gastar dinero en alguien tan joven.
Un caso exacto al que ocurrió con Cedric. El acuerdo estaba cerrado, pero el Torre Levante solicitaba una suma importante de dinero en concepto de alojamiento y manutención. Algo justo, habida cuenta de su apuesta por el chico. De no haberlo exigido, hubieran creado un precedente más de formación en clubes ‘pequeños’ de los que se aprovechan los grandes.
La situación la desbloquearía una vez más Cordón, quien puso de su bolsillo la cantidad necesaria para cerrar el acuerdo. Y el futbolista pudo por fin vestir el escudo valencianista, incorporándose directamente al equipo juvenil y ganándose con minutos, goles y asistencias un hueco entre los jugadores más destacados de la temporada.
Sus dos primeros años confirmarían que la apuesta estaba realizada con tino y, tras el cambio de estructura de la cantera en 2013, el camerunés dio el salto al filial de la mano de Nico Estévez.
¿Hasta el 30 de Junio?
No es el mejor año del segundo equipo del Valencia hasta el momento, pero tiene varias explicaciones: una plantilla plagada de gente muy joven, algunos errores defensivos puntuales y varios penaltis fallados que podrían hacer sumar al conjunto de la capital del Turia hasta siete puntos más de los que tiene hoy día.
Aun así, Cedric ha sido una de las noticias positivas del presente ejercicio. Su técnico, el más joven de la categoría, le ha ido introduciendo en las alineaciones en función de su mejora en los entrenamientos y las oportunidades aprovechadas cuando ha salido desde el banquillo. Y, sabedor de su potencial, prefiere dosificarlo y no exponerlo en momentos más proclives para gente algo más veterana.
Tal ha sido su impacto que incluso Djukic le dio la oportunidad de entrenarse con el primer equipo durante una jornada de ausencia de los internacionales, remarcando que su camino es el adecuado.
También lo es, por cierto, su tránsito académico. Solo tres futbolistas del filial siguen cursando sus estudios y Mandjeck es uno de ellos, con vistas a poder ir a la universidad en el futuro para licenciarse en cualquier Filología.
Y, entre tanto, sigue esperando la llamada del club para renovar. Acaba contrato el 30 de junio y el 1 de enero será libre para negociar con quien quiera, pero su empeño es el de permanecer todo el tiempo que le sea posible en Mestalla.
Mientras, junto a su amigo y compañero de equipo Serge Leuko fue a ver el estreno de ‘Diamantes negros’, la película que ha sacudido el mundo del fútbol al contar historias… como la suya. En el cine, Cedric lloró. Sabe que existe una línea muy fina entre su actual presente y el de los chicos que aparecían en la pantalla. Pero al menos él muestra otro camino: no solo el de la esperanza, sino el de tener la suerte (y algunas veces el acierto) de ser capaz de rodearte de buenas personas en un mundo donde la FIFA mira hacia otro lado cuando le hablan de la cara B del fútbol.
http://www.marca.com/2013/12/09/futbol/equipos/valencia/1386587240.html
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